Sunday’s Readings: Malachi 3:19-20; Psalms 98:5-6, 7-8, 9; 2 Thessalonians 3:7-12; Luke 21:5-19
THE END OF DAYS
As we prepare for next Sunday’s feast of Our Lord Jesus Christ, King of the Universe, we hear descriptions of dire and catastrophic events. Sometimes it seems as though we ourselves are living in the end times, when life as we currently know it will cease for everyone. In answer to what must have been a fearful question, Jesus does not sugarcoat his foretelling of future days. Nor does the Old Testament prophet Malachi flinch from his pronouncements upon an evil world. Saint Paul, still writing to the Thessalonians, warns them prophetically against succumbing to “The End Is Near” syndrome—indolence in the face of the final days. However, both Jesus and Malachi speak of the recompense for living a just life—healing and vindication. Our Psalm 98, typically associated with Christmastime, helps us to rejoice for the King who is coming to rule with justice.
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EL FIN DE LOS DÍAS
Mientras nos preparamos para el próximo domingo para la fiesta de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, escuchamos descripciones de acontecimientos funestos y catastróficos. A veces parece que nosotros mismos estamos viviendo el final de los tiempos, cuando la vida, así como
actualmente la conocemos terminará para todos. En respuesta a lo que debe haber sido una pregunta temerosa, Jesús no endulza su predicción para los días futuros. Ni el profeta Malaquías del Antiguo Testamento flaquea de sus declaraciones sobre un mundo malvado. San Pablo, todavía escribiendo a los tesalonicenses, les advierte proféticamente en contra de caer en el síndrome de “El final se acerca”, es decir, a la pereza ante los últimos días. Sin embargo, tanto Jesús como Malaquías hablan de la recompensa por llevar una vida justa, curación y reivindicación. Nuestro salmo 98, típicamente asociado con la Navidad, nos ayuda a alegrarnos por el Rey que ya viene a gobernar con justicia.
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