10th Sunday in Ordinary Time 2018 – English/Español

Sunday’s Readings: Genesis 3:9-15; Psalms 130:1-2, 3-4, 5-6, 7-8; 2 Corinthians 4:13-5:1; Mark 3:20-35

PROMISES
Today’s liturgy is full of promises. The reading from Genesis promises a final triumph over the power of sin and a return to a new creation. The reading from Second Corinthians promises that all who follow Christ will have to struggle. It also promises, however, that we can persevere if we but recognize that Christ is within us, renewing us daily, and giving us the courage and the strength we need to endure. The Gospel promises that doing God’s will makes us “family” with Jesus, who forgives all sin and triumphs over evil. Today might be a good day for us to make some promises as well. We can promise to stop kidding ourselves about our own tendencies to selfishness and sin. We can promise ourselves to believe—really believe—that while we are not sinless, we are forgiven. We can promise ourselves to combat evil and sin by acting as sisters and brothers not only to the Lord, but to one another as well.
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PROMESAS
La liturgia de hoy está llena de promesas. La lectura del Génesis promete un final triunfante sobre el poder del pecado y un regreso a una nueva creación. La lectura de la segunda carta a los corintios promete que todo aquel que sigue a Cristo tendrá dificultades. Sin embargo, también promete, que podemos perseverar si reconocemos que Cristo está con nosotros, renovándonos cada día, y dándonos el valor y la fuerza que necesitamos para esta perseverancia. El Evangelio promete que hacer la voluntad de Dios nos hace familia con Jesús, quien perdona todos los pe-cados y triunfa sobre el mal.
Hoy podría ser un buen día para que también nosotros hiciéramos algunas promesas. Podemos prometer dejar de engañarnos a no-sotros mismos acerca de nuestras tendencias al egoísmo y el pecado. Podemos prometernos creer — en verdad creer— que, aunque no estamos sin pecado, somos perdonados. Podemos prometernos combatir el mal y el pecado comportándonos como hermanos y hermanas no solamente con el Señor, sino con nuestros prójimos.
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