Solemnity of All Saints 2020- English/Español

Sunday’s Readings Revelation 7:2-4, 9-14; PS 24:1BC-2, 3-4AB, 5-6; 1-John 3:1-3; Matthew 5:1-12

OUR HOPE AND GOD’S PROMISE

The Church uses these waning November days and darker skies as the season to remind us of the last things. Today’s feast, the Solemnity of All Saints, is the centerpiece of three days that point to doctrines we proclaim each time we say the Apostles’ Creed: “We believe in the holy catholic Church, the communion of saints, the forgiveness of sins, the resurrection of the body and life everlasting.” And while the days and our hearts may be dark, the readings today are bright with the light of faith. John’s vision in the book of Revelation reveals dazzling angels and white-robed saints gathered in triumph around the throne of God. In the responsorial psalm we sing our longing to see God’s face, and in the second reading John writes that we are God’s children and will, in fact, see God “as he is” (1 John 3:2). This is our hope. This is God’s promise. Today we celebrate the triumph of those who already gaze on the face of God. Tomorrow we cry out for mercy with those in purgatory, who, like us on earth, still long to see God’s face.
Copyright © J. S. Paluch Co.

NUESTRA ESPERANZA Y LA PROMESA DE DIOS
La Iglesia usa estos días que se acortan y los cielos oscuros como el tiempo para recordarnos las postrimerías de la vida. La fiesta de hoy, la Solemnidad de Todos los Santos, es el centro de tres días que nos presentan las doctrinas que proclamamos cada vez que rezamos el Credo de los Apóstoles: “Creemos en la Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida perdurable”. Y mientras que los días y nuestro corazón parezcan oscuros, las lecturas de hoy están llenas de la luz de la fe. La visión de Juan en el libro del Apocalipsis revela ángeles resplandecientes y santos con túnicas blancas reunidos triunfantemente alrededor del trono de Dios. En el salmo responsorial cantamos sobre nuestro anhelo de ver el rostro de Dios, y en la segunda lectura, Juan escribe que somos hijos de Dios y que veremos a Dios “tal como es”. Esa es nuestra esperanza. Esa es la promesa de Dios. Hoy cele-bramos el triunfo de aquellos que ya contemplan el rostro de Dios. Mañana clamamos para que Dios tenga misericordia de los que están en el purgatorio, quienes, al igual que los que estamos todavía en la tierra, anhelan contemplar el rostro de Dios.
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