Sunday’s Readings: Matthew 21:1-11; Isaiah 50:4-7; Psalms 22:8-9, 17-18, 19-20, 23-24; Philippians 2:6-11; Matthew 26:14—27:66
SEEING CHRIST CLEARLY
We start today looking through the portals of Jerusalem, seeing crowds of people, cheering and waving palm branches in the air. The whole atmosphere is one of joy, triumph, and celebration. We can get distracted or enthralled by the scene, and not see clearly the features of Jesus as he enters. But our readings from Isaiah and Paul’s letter to the Philippians clarify his features for us. He is the Suffering Servant, meek and mute before his captors and persecutors; he is the very image of the unseen God, yet will not clutch at equality with God before he endures his final confrontation in humility. Isaiah and Paul help us “behold the Lamb of God” before we hear the story of his final and greatest confrontation. It is important that we see Christ clearly before we hear the account of his passion, for we—his Body through baptism, the church—now bear his face. We must, with him, enter into this time of trial so we can, also with him, enter into his final triumph.
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PARA VER A CRISTO CLARAMENTE
Hoy comenzamos viendo a través de las puertas de Jerusalén, vemos a la multitud, aclamando y agitando ramos de olivo en el aire. Es una atmósfera de júbilo, triunfo y celebración. Podemos distraernos o embelesarnos con la escena y no ver claramente las características de Jesús cuando entra. Pero nuestras lecturas de Isaías y la carta de Pablo a los filipenses aclaran estas características. Él es el Siervo que Sufre, manso y callado ante sus captores y perseguidores; es la mismísima imagen del Dios invisible, sin embargo, no se aferrará a la igualdad con Dios antes de sufrir su enfrentamiento final en humildad. Isaías y Pablo nos ayudan a “ver al Cordero de Dios” antes de oír el relato de su mayor y último enfrentamiento. Es importante que veamos a Cristo claramente antes de oír el relato de su Pasión, porque nosotros –su Cuerpo por medio del Bautismo, la Iglesia– somos su rostro. Debemos, junto con él, pasar por este tiempo de sufrimiento para que podamos, también junto con él, pasar por su triunfo final.
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