Sunday’s Readings: Exodus 20:1-17; Psalms 19:8, 9, 10, 11; 1 Corinthians 1:22-25; John 2:13-25
KEEP HOLY THE SABBATH
There’s no better way to deepen our Lenten practice than to review the Ten Commandments. The first three, having to do with our right relationship to God, get the most ink. The one we busy people probably have the most problem with is keeping holy the Sabbath.
If we take this commandment literally, babies will go undiapered and dishes will stay on the table, or perhaps meals will not be served. The sick will go unattended and nothing that has anything to do with physical labor will be done. Is mental labor really work? How about changing that dirty diaper (poor baby!)?
We need to depend on God to discern how to observe real Sabbath time in our lives. The point of this commandment is that God has given us a great gift: one whole day per week when we are free to rest, worship God, sing, feast, love, and rejoice. As Psalm 19 proclaims: “The law of the LORD is perfect, / refreshing the soul” (19:8). Our Sabbath rest is a great gift, to be received from God with joy, not with nitpicking. Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.
SANTIFICA EL SÁBADO
No hay mejor forma de profundizar nuestras devociones de Cuares-ma que repasar los Diez Mandamientos. Los primeros tres, los cuales se refieren a una buena relación con Dios, son más extensos. Quizás el que más nos cueste a nosotros, que siempre estamos tan ocupados, es santificar las fiestas refiriéndose al día del Señor.
Si tomáramos este mandamiento literalmente, no cambiaríamos a los bebés, los platos quedarían en la mesa y quizás ni siquiera serviríamos las comidas. Los enfermos no serían atendidos y no se haría nada que estuviera relacionado con el trabajo físico. ¿Se considera trabajo al trabajo mental? ¿Y qué hay de cambiarle el pañal al bebé (¡pobrecito!)?
Debemos depender de Dios para discernir de qué manera debemos respetar y santificar el día del Señor en nuestras vidas. La clave de este mandamiento es que Dios nos ha dado un gran regalo: un día entero por semana en el cual somos libres para descansar, rendirle culto a Dios, cantar, celebrar, amar y alegrarnos. Como proclama el Salmo 19 (18): “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón” (19 [18]:8). Nuestro descanso del domingo es un gran regalo que debemos recibir de Dios con alegría, no poniendo peros.
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