3rd Sunday in Ordinary Time 2018-English/Español

Sunday’s Readings: Jonah 3:1-5, 10; Psalms 25:4-5, 6-7, 8-9; 1 Corinthians 7:29-31; Mark 1:14-20

THE DEMANDS OF DISCIPLESHIP
Today we encounter readings that already have a Lenten feel about them. Nineveh undergoes a forty-day fast, the psalmist reminds us that God alone can show sinners the way, Paul shows us how fleeting the things and events of this world are, and Jesus cries out “Repent!” before he calls his new followers. “Come after me,” Jesus says, but if we are to truly live out the commands and demands of our discipleship through baptism, we must first know our need for conversion, our repentance, our need to believe in the gospel fully.
Today’s Gospel opens with the stark reminder of what befell John the Baptist for completely living out his vocation as the herald of Christ and the gospel: he was arrested, imprisoned, and martyred. Though few of us will experience consequences that extreme, we must all be ready to risk some sort of rejection as, heeding the call of Jesus, we live out the kingdom of God at hand, repent of our sins, and believe in the good news of salvation.
Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.

LAS EXIGENCIAS DE SER DISCÍPULO
Hoy ya encontramos lecturas con el tono penitencia de Cuares-ma. Nínive ayuna durante cuarenta días, el salmista nos recuerda que sólo Dios puede indicarles el camino a los pecadores, san Pablo nos muestra que todas las cosas y los acontecimientos de este mundo son transitorios y Jesús nos dice: “Arrepiéntanse” antes de llamar a sus nuevos seguidores. “Síganme”, dice Jesús, pero si realmente vivimos los mandamientos y las exigen-cias de ser discípulos por el Bautismo, nos daremos cuenta de nuestra necesidad de conversión, de nuestro arrepentimiento, nuestra necesidad de creer plenamente en el Evangelio.
El Evangelio de hoy comienza recordándonos lo que le sucedió a Juan Bautista por vivir plenamente su vocación como heraldo de Cristo y del Evangelio: fue arrestado, encarcelado y martirizado. Si bien pocos de nosotros sufriremos consecuencias tan extremas, todos debemos estar preparados para enfrentar algún tipo de rechazo por hacerle caso al llamado de Jesús, vivir el Reino de Dios que está próximo, arrepentirnos de nuestros pecados y creer en la buena nueva de salvación.
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