Sunday’s Readings: Exodus 17:8-13; Psalms 121:1-2, 3-4, 5-6, 7-8; 2 Timothy 3:14-4:2; Luke 18:1-8
Jubilee Year of Mercy
October 16, 2016 Twenty-ninth Sunday in Ordinary Time
Though Jesus told today’s parable more than two thousand years ago, human nature hasn’t changed:
we recognize both characters instantly. The merciless judge represents the corruption that has shortcircuited justice throughout history; the distraught widow, society’s perennially powerless, marginalized to what Pope Francis calls the “peripheries” by those who wield power but lack the mercy that could transfigure society with compassion. To confront such reality, Jesus bids us, “pray always without becoming weary” (Luke 18:1). Prayer opens our eyes to see others from Jesus’ perspective, and leads us to work for justice by coming to the aid of others with what Pope Francis extols as a higher standard, mercy. Thus, when Jesus asks, “Will not God secure the rights of [God’s] chosen ones? Will [God] be slow to answer?” (18:7). We respond by making God’s liberating work for others our own. “When the Son of Man comes, will he find faith on earth?” (18:8). Yes, we respond—and mercy!
—Peter Scagnelli, Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.
Año Jubilar de la Misericordia
16 de octubre de 2016 Vigésimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario
Aunque Jesús contó la parábola de hoy hace más de dos mil años pareciera que la naturaleza humana no ha cambiado: reconocemos a personajes de la parábola instantáneamente.
El juez injusto representa la corrupción que tienen los sistemas que administran la justicia a lo largo de la historia; la viuda desesperada representa a la suplicante sociedad impotente y marginada, a quien el Papa Francisco llama “las periferias”, por aquellos que ejercen el poder pero les falta misericordia que pueda transformar con compasión a la sociedad. Para hacer frente a esta
realidad Jesús nos invita a “orar siempre, sin desfallecer” (Lucas 18:1). La oración abre nuestros ojos para ver a otros desde la perspectiva de Jesús y, nos guía a trabajar por la justicia yendo a la ayuda
de los demás, con lo que el Papa Francisco enaltece entusiasmadamente como una norma muy alta, la misericordia. Por lo tanto, cuando Jesús pregunta “Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que
claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? (18:7). Respondemos haciendo nuestro el trabajo liberador de Dios que hace por los demás. “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? (18:8). ¡Responderemos sí, y además misericordia!
—Peter Scagnelli, Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.