Sunday’s Readings: Amos 6:1A, 4-7; Psalms 146:7, 8-9, 9-10; Timothy 6:11-16; Luke 16:19-31
Jubilee Year of Mercy – September 25, 2016
Twenty-sixth Sunday in Ordinary Time –Jubilee for Catechists
Amos castigates religious people who, “comfortably complacent” (6:1, 5), ignore the unfolding collapse of culture, nation, religion (6:6). In Jesus’ parable, such complacency becomes the rich man’s undoing. He neither hurt nor harmed Lazarus, neither denied him leftovers nor ordered him removed. That is Jesus’ devastating point. The rich man did nothing wrong to Lazarus; he just did nothing at all good for him. Only in death, separated by “a great chasm” (Luke 16:26), could the rich man finally see Lazarus, whom he had failed to see in life, right before his eyes. Like the rich man’s “five brothers still in my father’s house” (16:27–28), we who are alive in the Church still have time to see that same Someone, Jesus, lying neglected right at our door—and time to do something. Who, specifically, concretely, practically, is Lazarus in my life? What can I do for that Jesus-in-the-flesh during this Jubilee Year of Mercy?
—Peter Scagnelli, Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.
Año Jubilar de la Misericordia – 25 de septiembre de 2016
Vigésimo Sexto Domingo del Tiempo Ordinario – Jubileo para los catequistas
Amos castiga a personas religiosas “confiadas” (6:1, 5) que ignoran la caída de la cultura, de
la nación, de la religión (6:6). En la parábola de Jesús esa confianza es la perdición del hombre rico. Él no lastima o perjudica a Lázaro, tampoco le niega las sobras ni pide que lo quiten de la entrada de su casa. Y ese es el punto principal que Jesús menciona. El hombre rico no hizo ningún mal a Lázaro, pero tampoco hizo algo bueno por Lázaro. Solo después de la muerte, separados por “un abismo inmenso” (Lucas 16:26), pudo el hombre rico ver a Lázaro, a quien no se atrevió a verlo
mientras vivió, justo ante sus ojos. Así como los cinco hermanos que quedaban en la casa del hombre rico (16:27–28), nosotros los que vivimos en la Iglesia todavía tenemos tiempo para
ver a ese alguien, a Jesús que está a la entrada de nuestra puerta y que es tiempo para hacer algo. ¿Quién, practica, concreta y específicamente es Lázaro en mi vida? ¿Qué puedo hacer por ese Jesús de carne y hueso durante este A ño Jubilar de la Misericordia?
—Peter Scagnelli, Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.