Sunday’s Readings: Proverbs 9:1-6; Psalms 34:2-3, 4-5, 6-7; Ephesians 5:15-20; John 6:51-58
THIS EUCHARISTIC FEAST
Some things about human nature don’t change, even over the course of centuries. When we celebrate a holiday, we have a meal; when we celebrate a significant event, we have a feast. In today’s first reading, Lady Wisdom is setting a feast, a sign of celebrating the covenant that Israel has with God. Israel’s central remembrance of its saving Exodus covenant is the Passover meal. So it is natural—and not coincidental—that the Christian celebration of the new covenant sealed by the blood of Christ on the cross happens at a meal, our Eucharist, offered first by Jesus in the context of Passover remembrance. It is easy for us, sometimes, to forget the very long and rich religious and human origins of our eucha-ristic feasting on the bread and cup that are the Body and Blood of Jesus. Today, and for the next few Sundays that we hear the “Bread of Life” discourse from John, let us bring to mind the loving covenant that God makes with us, and be filled with great joy at this marvelous feast that we have come to attend! Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.
ESTA FIESTA EUCARÍSTICA
Ciertos aspectos de la naturaleza humana nunca cambian, ni siquiera en el transcurso de varios siglos. Cuando celebramos una fiesta, comemos; cuando celebramos un acontecimiento importante, damos un banquete. En la primera lectura de hoy, la Sabiduría está preparando un banquete, un símbolo de la celebración de la alianza que Israel tiene con Dios. La conmemoración central de su alianza salvadora del Éxodo es la comida de la pascua judía. Por lo tanto, es natural y no casual que la celebración cristiana de la nueva alianza sellada por la sangre de Cristo en la cruz sea una comida, nuestra Eucaristía, la cual primero fue ofrecida por Jesús durante la conmemoración de la pascua judía. Algunas veces nos resulta fácil olvidar el rico origen religioso y humano de nuestro banquete eucarístico de pan y vino que son el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Hoy y en los próximos domingos que escuchemos el discurso sobre el “Pan de Vida” por boca de Juan, recordemos la generosa alianza que Dios forja con nosotros y llenémonos de alegría con este maravilloso banquete al que somos invitados.
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