Sunday’s Readings: Isaiah 56:1, 6-7; Psalms 67:2-3, 5, 6, 8; Romans 11:13-15, 29-32; Matthew 15:21-28
CALLED TO ACT IN GOD’S NAME
“Let all the nations praise you!” (Psalm 67:4) today’s psalm response exclaims. In the psalms and other Hebrew scriptures, this kind of invocation is actually an invitation to God to act, to intervene in human lives in a manner that will cause everyone—not just the Chosen People—to give praise. Stated a bit more strongly, it is something of a “put up or shut up” challenge to God, the sort of strong statement the psalmists of Israel, trusting in their intimate and loving relation-ship with God, were not afraid to make.
The Gospel has its own exclamation, announcing the appearance of the Canaanite woman with “Behold!” (Matthew 15:22) “Behold!” is a scriptural flag that tells us that God is about to act or announce something through an individual or a situation. In the case of Jesus, God was going to act through this woman, whom nobody among Jesus’ followers would have believed to be an agent of the divine will. Like the psalmists, we might passively inform or perhaps even actively challenge God to do something so that eve-ryone will come to belief, but God will always turn the tables on us. It becomes our calling, our duty (as it was for Jesus) to behold the situations and persons of our daily lives so that God can act through us, so the Kingdom can be announced through our living.
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LLAMADOS A ACTUAR EN EL NOMBRE DE DIOS
“¡Que todos los pueblos te alaben!” (Salmo 67:4) exclama la respuesta del salmo de hoy. En el salterio y en otras escrituras he-breas, este tipo de invocación es en realidad una invitación a Dios para que actúe e intervenga en las vidas humanas de tal manera que haga que todos –no sólo el Pueblo Elegido –exprese alabanzas. Dicho algo más fuerte, es como desafiar a Dios para que “aguante o se calle”, el tipo de palabras duras que los salmistas de Israel, confiando en su íntima relación de amor con Dios, no temían expresar.
El Evangelio tiene su propia exclamación que anuncia la aparición de la mujer cananea con un “Entonces” (Mateo 15:22). “Entonces” o “he aquí” es una señal en la Biblia que nos indica que observemos con mu-cha atención, que Dios está por actuar o anunciar algo por medio de un individuo o una situación. En el caso de Jesús, Dios iba a obrar a través de esta mujer, a quien ninguno de los seguidores de Jesús hubiera creído pudiera ser una agente de la voluntad divina. Como los salmistas, puede que informemos en forma pasiva a Dios o quizás hasta activamente le desafiemos para que haga algo para que todos lleguen a creer, mas Dios siempre nos volteará las posiciones. Se convierte en nuestro llamado, nues-tro deber (como lo fue para Jesús) observar atentamente las situaciones y a las personas en nuestra vida diaria para que Dios pueda actuar a través de nosotros, para que el Reino sea anunciado en nuestro diario vivir.
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