Sunday’s Readings: Sirach 27:4-7; Psalms 92:2-3, 13-14, 15-16; 1 Corinthians 15:54-58; Luke 6:39-45
WE ARE KNOWN BY OUR FRUIT
This week, Jesus tells us that we must examine our own inner selves, our attitudes and dispositions, virtues and faults, rather than judging others. What is in our hearts comes out in what and how we speak. If our hearts are filled with kindness and compassion, those qualities will be evident in our speaking, just as beautiful, wholesome fruit comes only from healthy trees. And vice-versa. The Wisdom writer Sirach in the first reading agrees with this concept—that we will be judged by our words. Paul reminds us that the reward of discipleship is eternal life. Today’s psalm of thanksgiving and praise reminds us of God’s kindness and faithfulness, which we are to emulate in our thoughts, words, and deeds. We are known, each of us, by our own fruit.
Copyright © J. S. Paluch Co.
SE NOS CONOCE POR NUESTROS FRUTOS
Esta semana, Jesús nos dice que deberíamos examinar nuestro interior, nuestras actitudes y temperamentos, virtudes y defectos, en lugar de juzgar a los demás. Lo que está en nuestros corazones se manifiesta en lo que hablamos y en cómo lo decimos, Si nuestros corazones están llenos con bondad y compasión, esas cualidades serán evidentes en nuestra forma de hablar, así como los frutos saludables y espléndido solo se dan de árboles en buen estado. Y viceversa. Sirácides, el escritor del libro de la Sabiduría de la primera lectura está de acuerdo con este concepto, que seremos juzgados por nuestras palabras. Pablo nos recuerda que la recompensa del discipulado es la vida eterna. El salmo de acción de gracias y alabanza de hoy nos recuerda la bondad y fidelidad de Dios, la cual debemos imitar en nuestros pensamientos, palabras y obras. Cada uno de nosotros es conocido por el fruto que damos.
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