Sunday’s Readings: Ezekiel 2:2-5; Psalms 123:1-2, 2, 3-4; 2 Corinthians 12:7-10; Mark 6:1-6
NO BAD NEWS
There are many times when we say, “Tell me what I want to hear, and don’t confuse me with facts.” And we don’t take kindly to someone who might be bold enough to snuff out our expectations. The biggest problem with such an attitude is not that we miss out on the truth or the facts, but that we miss out on the new and surprising gifts others can give us. Like the townspeople in today’s Gospel story, we too often refuse to allow others to display the talents that can be good news for us. Today’s readings call for hospitality and faith and discernment. Hospitality opens the doors of our hearts and minds to the “stranger” among us, no matter how familiar he or she may seem to be. Faith enables us to accept the gifts of others, no matter how alarming or “strange” they may seem to be. Discernment helps us discover the prophets in our midst, no matter how amazing they may seem to be. Hospitality, faith, and discernment—cultivate these. Then, nobody can bring bad news.
Copyright © J. S. Paluch Co.
NO MALAS NOTICIAS
Hay muchas veces cuando decimos: “Dime lo que quiero escuchar, y no me confundas con datos”. Y no vemos con buenos ojos a alguien que podría ser lo suficientemente audaz y acabe con nuestras expectativas. El mayor problema con esa actitud no es que nos perdemos la verdad o los hechos, sino que nos perdemos los regalos nuevos y sorprendentes que otros nos pueden dar. Al igual que la gente del pueblo en el relato del Evangelio de hoy, nosotros también a menudo nos negamos a permitir que otros muestren los talentos que pueden ser una buena noticia para nosotros. Las lecturas de hoy piden hospitalidad, fe y discernimiento. La hospitalidad abre las puertas de nuestro corazón y nuestras mentes a los “forasteros” entre nosotros, no importa lo familiar que él o ella puede parecer. La fe nos permite aceptar los dones de los demás, no importa cuán alarmante o “extraños” nos puedan parecer. El discernimiento nos ayuda a descubrir a los profetas entre nosotros, no importa lo increíbles que puedan parecer. Hospitalidad, fe y discernimiento –cultívalos. Así, nadie podrá traerte malas noticias.
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