Sunday’s Readings: Deuteronomy 26:4-10; Psalm 91:1-2, 10-11, 12-13, 14-15; Romans 10:8-13; Luke 4:1-13
IN THE DESERT
Jesus was led by the Spirit into the desert for forty days, and then the devil tested him. Moses and the Israelites had been in the desert for forty years before being led to the land of milk and honey. There were times when they called out to God, sure that, as Saint Paul wrote to the Romans, “everyone who calls on the name of the Lord will be saved.” We sometimes spend time in the desert as well. Not a literal desert most of the time, but a desert in which it seems difficult to perceive God’s presence, times when we face difficulty and are tempted to leave God’s ways behind. On this First Sunday of Lent, Jesus shows us what to do in these moments: stand firm and trust in God.
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EN EL DESIERTO
El Espíritu guió a Jesús al desierto durante cuarenta días, y luego el diablo le puso tentaciones. Moisés y los israelitas habían estado en el desierto por cuarenta años antes de ser guiados a la tierra que mana leche y miel. Hubo momentos cuando invocaron a Dios, seguros de que, como San Pablo escribe a los romanos “todo el que invoque el nombre del Señor se salvará”. Algunas veces también nosotros pasamos tiempo en el desierto. Literalmente no es un desierto muchas de las veces, sino un desierto en el que parece difícil percibir la presencia de Dios, momentos en los que nos enfrentamos a dificultades y somos tentados a dejar atrás los caminos de Dios. En este Primer Domingo de Cuaresma, Jesús nos muestra qué hacer en esos momentos: mantenernos firmes y confiar en Dios.