Sunday’s Readings: 1 Samuel 16:1B, 6-7, 10-13A; Psalms 23: 1-3A, 3B-4, 5, 6; Ephesians 5:8-14; John 9:1-41
CHILDREN OF THE LIGHT
The future king, David, in today’s first reading, is an example of a type of character present throughout the Hebrew scriptures. He is the child born out of place (not the eldest or most favored) who ends up receiving the promise of the covenant. The spirit of God’s anointing rushes upon him. In this way, he is similar to the man born blind from today’s Gospel.
David’s family and the blind man’s community did not expect the miraculous grace of God’s love to
work through them. Perhaps they, too, were “blinded” by the expectations and assumptions of
those around them. Yet, after being touched by God, they both came to “see” the presence of
God’s will for them. Both became messengers of God’s will. That same Spirit of God’s anointing
rushed upon us at our baptism; we were given a candle as a sign of our membership in the Body of Christ, the Light from Light. Our vocation, then, is to fulfill that enlightenment, that anointing, as Ephesians tells us, by living as “children of the light.”
Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.
HIJOS DE LA LUZ
El futuro rey, David, en la primera lectura de hoy, es un ejemplo de un tipo de personaje presente a lo largo de las escrituras hebreas. Es el hijo que nace fuera de lugar (no es ni el mayor ni el preferido) pero a fin de cuentas recibe la promesa de la alianza. El espíritu de Dios lo llena con su unción. En esto, se parece al hombre que nació ciego del Evangelio de hoy.
La familia de David y la comunidad del ciego no esperaban que la gracia milagrosa del amor de Dios obrara por medio de ellos. Quizás ellos, también, estaban “ciegos” por las expectativas y suposiciones de los que los rodeaban. Sin embargo, luego de ser tocados por Dios, ambos “vieron” la presencia de la voluntad de Dios para ellos. Ambos se convirtieron en mensajeros de la voluntad de Dios. Ese mismo Espíritu de unción de Dios nos llenó en nuestro bautismo; se nos dio un cirio como símbolo de que somos miembros del Cuerpo de Cristo, la Luz de la Luz. Nuestra vocación, entonces, es cumplir esa iluminación, esa unción, como se nos dice en Efesios, viviendo como “hijos de la luz”.
Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.