✨ Reflection for The Solemnity of the Most Holy Trinity –
“The grace of the Lord Jesus Christ, the love of God, and the fellowship of the Holy Spirit be with you all.” – 2 Corinthians 13:13
One day, Saint Augustine was walking along the seashore, reflecting on the mystery of the Holy Trinity. He saw a young boy digging a hole in the sand and running back and forth to the ocean with a little seashell, pouring water into the hole.
Augustine asked, “What are you doing?” The boy replied, “I’m going to put the whole ocean into this hole!”
Augustine smiled and said, “But that’s impossible — the ocean is too vast, too deep, too wide.” And the boy looked at him and said, “And neither can you fit the mystery of God into your tiny mind.” Then the boy vanished many believe it was an angel sent to remind Augustine (and all of us) that God’s mystery is not to be solved but adored. This is what we celebrate today: the Most Holy Trinity one God in three Persons: Father, Son, and Holy Spirit.
This is not a math formula, but a living mystery, the mystery of a God who is love.
In today’s Gospel (John 16:12–15), Jesus shows us this unity of love when He says, “Everything that the Father has is mine. The Spirit will take from what is mine and declare it to you.”
Here we see perfect communion: the Father gives all to the Son, the Son shares it with the Spirit, and the Spirit brings it to us.
Saint Paul says in Romans 5:5, “God’s love has been poured into our hearts through the
Holy Spirit.”
So, what does this mean?
The Father created us in love.
The Son saves us through love.
The Spirit fills us with love.
The Holy Trinity is not far away. In baptism, we were drawn into that divine life. Every time we pray “In the name of the Father, and of the Son, and of the Holy Spirit,” we proclaim that we belong to God, a God who is not loneliness, but a family of love.
As Saint Elizabeth of the Trinity once said: “Let yourself be loved more than these words can say.” And if God is relationship, Father, Son, and Spirit then we are made for relationship: for communion, for community, for love.
Our families, our friendships, our parish all are called to mirror the divine harmony of God.
So today, instead of trying to “figure out” the Trinity, let’s open our hearts to it. Let it inspire us to live in love, in unity, and in peace the way God lives in Himself.
Glory be to the Father, and to the Son, and to the Holy Spirit. As it was in the beginning, is now, and ever shall be, world without end. Amen.
✨ Reflexión para la Solemnidad de la Santísima Trinidad
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.” – 2 Corintios 13:13
Un día, San Agustín caminaba por la orilla del mar, reflexionando sobre el misterio de la Santísima Trinidad. Vio a un niño cavando un hoyo en la arena y corriendo al mar con una conchita, tratando de llenar el hoyo con agua.
Agustín le preguntó: “¿Qué haces?” Y el niño respondió: “¡Voy a meter todo el océano en este hoyo!” Agustín sonrió y le dijo: “Pero eso es imposible — el océano es demasiado vasto, profundo y ancho.”
Entonces el niño lo miró y le dijo: “Y tú tampoco puedes meter el misterio de Dios en tu pequeña mente.” Luego desapareció. Muchos creen que fue un ángel enviado para recordarle a San Agustín (y a todos nosotros) que el misterio de Dios no se resuelve, sino que se adora. Eso es lo que celebramos hoy: la Santísima Trinidad — un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. No es una fórmula matemática, sino un misterio vivo — el misterio de un-Dios que es amor.
En el Evangelio de hoy (Juan 16:12–15), Jesús nos muestra esta unidad de amor cuando dice:
“Todo lo que tiene el Padre es mío… el Espíritu tomará de lo mío y se lo anunciará a ustedes.”
Aquí vemos la comunión perfecta: el Padre lo entrega to do al Hijo, el Hijo lo comparte con el Espíritu, y el Espíritu lo comunica a nosotros.
San Pablo dice en Romanos 5:5: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.” ¿Qué significa esto?
El Padre nos creó por amor.
El Hijo nos salvó por amor.
El Espíritu nos llena de amor.
La Trinidad no está lejana. En el bautismo fuimos intro ducidos en esa vida divina. Cada vez que oramos “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, proclamamos que pertenecemos a Dios — un Dios que no es soledad, sino una familia de amor.
Como decía Santa Isabel de la Trinidad:
“Déjate amar más allá de lo que estas palabras puedan expresar.”
Y si Dios es relación — Padre, Hijo y Espíritu — entonces nosotros fuimos creados para la relación: para la comunión, la comunidad y el amor. Nuestras familias, amistades y parroquia están llamadas a reflejar la armonía divina de Dios.
Así que hoy, en lugar de intentar “entender” la Trinidad, abramos el corazón a este misterio. Que nos inspire a vivir en amor, unidad y paz — como Dios vive en sí mismo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.