TREASURES FROM OUR TRADITION
In brushing up for “Catholic Jeopardy,” it might help to know that there is only one feast on the calendar for a thing, rather than a person or mystery. It’s for a chair: Saint Peter’s chair in fact.
After the Resurrection, there can be no doubt that the disciples reserved a special place for Simon Peter in the upper room. Later, Peter became the bishop of Antioch in today’s Syria, the place where we were first called “Christians.” From there, he went to Rome, the center of the Empire, where it is said that Peter sat in a chair in the house of Priscilla and Aquila to instruct his flock. Jesus, in entrusting the keys of the Kingdom to Peter and his successors, entrusted his compassion and mercy to them, and charged them with pointing to the Kingdom of God. Compassion and mercy are to resonate through their teaching.
Since the ancient sign of a teacher is the chair (“disciple” literally means one who sits at the feet of a
teacher), Peter’s chair has long been treasured. Today there is a symbolic shrine of Peter’s chair above the main altar of St. Peter’s Basilica in Rome. This monument is the last work of Bernini, a huge bronze throne supported by four doctors of the Church: Augustine and Ambrose from the Western Church, and Chrysostom and Athanasius from the East. High above it is the alabaster window of the descent of the Holy Spirit. —Rev. James Field, Copyright © J. S. Paluch Co.
TRADICIONES DE NUESTRA FE
Aún lo recuerdo, estaba viajando en el metro de la ciudad de Roma cuando subieron dos mujeres con niños. Vestían como si fueran a una fiesta de disfraces. Noté que todas las personas las evitaban. Eran gitanas, esas a las que mi mamá y mis tías me iban a dar si no me portaba bien. Los gitanos no tienen una buena reputación entre las naciones. Tienen la misma reputación de los pastores de Palestina que vivieron en tiempos de Jesús. Se piensa que son ladrones e inmorales, gente a la que hay que tenerle miedo.
Sin embargo, decimos que Jesús es nuestro Buen Pastor. En Jesús, todas las personas que
jamás creeríamos capaces de alcanzar la santidad, lo logran. Tal es el caso del Pelé o Zeferino Jiménez, un gitano que en 1936 fue fusilado por militares españoles. El motivo de su muerte fue la enseñanza y difusión de la fe en Cristo. Su muerte fue la cumbre de una vida de fe como franciscano seglar. El ejemplo de vida que este gitano nos dio, logró hacer que los españoles lo respetaran y olvidaran sus prejuicios en contra de su gente. Además de eso, evangelizó a sus hermanos gitanos.
—Fray Gilberto Cavazos-Glz, OFM, Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.