Imagine the frustration of bishops who work strenuously over their ad limina reports, directing study committees, assembling data, honing the texts, traveling to Rome “to the threshold,” only to have it all collapse into a fifteen-minute group meeting with the pope. More than a few have grumbled at the weight of this “treasure” from our tradition, yet from the pope’s vantage point, they are essential to his ministry.
Pope John Paul II recalled his own experience as the Bishop of Kraków, visiting with Pope Paul VI in the late 1960s and early 1970s. The memory of those individual visits caused him to strengthen the format, assuring each of the world’s 2,744 bishops a privileged fifteen private minutes with the pope every five years. If you wonder what the pope does all day, the thought of dealing with five hundred bishops a year and reading their detailed reports on diocesan life should help fill up the calendar.
Pope John Paul II used to say that he approached each individual meeting with the personal goal of learning something new about the Church, and his lively interest made the visits immensely worthwhile. The content of the private meetings remains under a privilege of secrecy, or as Cardinal Theodore McCarrick once said, “You’re only supposed to quote the pope if he tells a joke.”
—Rev. James Field, Copyright © J. S. Paluch Co.
Imagina la frustración de los obispos que trabajan enérgicamente sobre sus informes ad limina, dirigiendo comités de estudio, el montaje de los datos, afinando los textos, viaja a Roma “para el umbral”, sólo para tenerlo todo colapso en una reunión de un grupo de quince minutos con el Papa . Más que unos pocos se han quejado en el peso de este “tesoro” de nuestra tradición, sin embargo, desde el punto de vista del Papa, que son esenciales para su ministerio.
El Papa Juan Pablo II recordó su propia experiencia como obispo de Cracovia, a visitar con el Papa Pablo VI a finales de 1960 y principios de 1970. El recuerdo de esas visitas individuales le llevó a reforzar el formato, asegurando cada uno de 2.744 obispos del mundo un lugar privilegiado quince minutos privadas con el Papa cada cinco años. Si usted se pregunta lo que el Papa hace todo el día, la idea de lidiar con quinientos obispos de un año y la lectura de sus informes detallados sobre la vida diocesana debe ayudar a llenar el calendario.
El Papa Juan Pablo II decía que se acercaba cada reunión individ-ual con el objetivo personal de aprender algo nuevo acerca de la Iglesia, y su vivo interés hizo que las visitas inmensamente vali-oso. El contenido de las sesiones privadas que permanece bajo un privilegio del secreto, o como el cardenal Theodore McCarrick dijo una vez, “Usted es solamente supone que citar al Papa si él cuenta una broma.”
—Rev. James Field, Copyright © J. S. Paluch Co.