Last week’s “Treasure” noted that the official headgear of the pope, the tiara, has been set aside in favor of the miter. Although Pope Paul VI had a coronation in 1963 to begin his ministry as pope, he later gave his tiara away to the Catholics of the United States as a stimulus to end poverty. He took care to say that he was not abolishing the tradition of coronation, but his successor, Pope John Paul I, decided to have an inauguration to begin his tragically short term. His successors have chosen inauguration as well. Pope John Paul II felt that a return to the coronation custom would be inappropriate since the Church was mourning the sudden death of a man already nick-named “The Laughing Pope.” So the end of coronations came about not because Paul VI gave the crown away. There are more than twenty tiaras on hand at the Vatican. One is used every year to crown the famous statue of St. Peter, whose sandaled foot has been eroded to a bright shine by the hands of millions of pilgrims. Today, it is left to the individual pope to decide whether he will begin his formal reign with a coronation or an inauguration. Pope Benedict chose an inauguration, as did Pope Francis.
—Rev. James Field, Copyright © J. S. Paluch Co.
El “Tesoro” de la semana pasada señaló que el arnés oficial del Papa, la diadema, se ha establecido un lado en favor de la mitra. A pesar de que el Papa Pablo VI tenía una coronación en 1963 para comenzar su ministerio como Papa, que más tarde dio su diadema de distancia a los católicos de los Estados Unidos como un estímulo para poner fin a la pobreza. Él se encargó de decir que no estaba aboliendo la tradición de la coronación, pero su sucesor, el Papa Juan Pablo I, decidió tener una inauguración para comenzar su trágicamente corto plazo. Sus sucesores han elegido inauguración también. El Papa Juan Pablo II sintió que el retorno a la costumbre de la coronación sería inapropiado ya que la Iglesia estaba de luto por la muerte repentina de un hombre ya apodado “El Papa de risa.”
Así que al final de las coronaciones de no vino porque Pablo VI dio la corona en sentido opuesto. Hay más de veinte tiaras en la mano en el Vaticano. Uno se utiliza cada año para coronar a la famosa estatua de San Pedro, cuya sandalia ha sido erosionado a un brillo brillante por las manos de millones de peregrinos. Hoy en día, se deja al papa individuo para decidir si va a comenzar su reinado formal con una coronación o una inauguración. El Papa Benedicto eligió una inauguración, como lo hizo Francisco.
—Rev. James Field, Copyright © J. S. Paluch Co.