4th Sunday of Lent Español/English

Sunday’s Readings: Joshua 5:9, 10-12; Psalms 34:2-3, 4-5, 6-7;  2 Corinthians 5:17-21; Luke 15:1-3, 11-32

UN DOMINGO PARA ALEGRARSE
Pocas parábolas del Evangelio son tan queridas por el pueblo cristiano como la del hijo pródigo.
Nos podemos identificar con todos sus personajes, y con las emociones que se entrecruzan entre ellos. El dolor del padre por la avaricia y desconsideración de su hijo se convierte en alegría al verlo regresar. El dolor del hijo por haber perdido todo lo que tenía –dinero, familia, amigos– se convierte en alegría delirante al ver como su padre lo recibe. Pero también comprendemos el desconcierto del hijo mayor ante la generosidad de su padre.
Para el hijo mayor, la virtud no es su propia recompensa. Ha trabajado duro, y ha sido un hijo leal, pero eso no se celebra con fiestas ni banquetes. Pero su padre es un padre pródigo, y prodiga su perdón y su misericordia. Y espera que su hijo mayor tenga esa misma generosidad. Quiere que todos se regocijen porque el que estaba perdido ha sido hallado.
Este es un domingo para alegrarse. Es día de hacer una pausa, y de considerarnos y alentarnos unos a otros. Porque todos somos hijos pródigos, en el camino de regreso al hogar de nuestro padre. Y debemos también ser hermanos mayores, pero hermanos mayores que esperan junto con el padre ansioso, mientras vislumbra el horizonte. En Cristo Jesús nos vemos reconciliados,
con Dios Padre, y con nuestros hermanos. En su Muerte y Resurrección hemos pasado de la muerte a la vida. Somos una nueva creación. Y esto nos llena de alegría. Copyright © J. S. Paluch Co

A SUNDAY FOR REJOICING
Today’s Gospel story of the prodigal son is a favorite of many. We can identify with all the major figures and their crisscross of emotions. The father’s initial grief over his young son’s avarice is turned to relief at his return. The son’s grief over his loss of fortune, family, and friends is turned to delirious joy at the sight of his father.
We understand the eldest son’s bewilderment over his father’s generosity. For the older son, virtue seems not to be its own reward. For all his honorable toil and loyalty, there seems to be no celebration. The father, however, is prodigal in his forgiveness and mercy. He expects the same generosity from his older son. He wants all to rejoice when the lost one is found.
This is a Sunday for rejoicing. It’s time to pause, consider, and encourage one another. We are the prodigal children heading home. We are the elder siblings waiting with the eager Father, who scans the horizon. In Christ Jesus we are reconciled to the Father and one another. In his death and resurrection we have passed over. We are a new creation. In this we rejoice. Copyright © J. S. Paluch Co.